La terapia cognitivo-conductual es una disciplina científica basada en datos experimentales . Se trata de un modelo de tratamiento psicoeducativo a corto plazo, activo y dinámico , que ha demostrado ser altamente eficaz a la hora de resolver los conflictos psicológicos.
Se basa en la estrecha relación existente entre pensamiento, emoción y conducta , dando especial importancia a la experiencia y los factores ambientales y sociales en los que se encuentra inmersa la persona. Las creencias que tenemos acerca de los demás, del mundo y sobre nosotros mismos, forman parte de los aspectos cognitivos. En ocasiones estas creencias son muy rígidas e inflexibles y pueden estar obstaculizando una adaptación sana de la persona a su entorno y la consecución de metas. Las personas reaccionamos de distinta manera ante una misma situación, en función de cuál es la interpretación de los hechos. Esto hará que nos sintamos de una manera u otra y nos llevará a que actuemos de manera diferente. Estos tres elementos: pensamiento, emoción y conducta son los que se trabajarán en la intervención psicológica. Consiste en que la persona aprenda a dirigir y controlar sus respuestas mentales, emocionales y conductuales, aplicando para ello una serie de técnicas y herramientas psicológicas. Asumimos por tanto que si se piensa y actúa desde el “aquí y ahora” y de una manera más realista la persona experimentará una mejora notable.

EMDR es un abordaje psicoterapéutico actualmente reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Americana de Psiquiatría, como la psicoterapia más efectiva para el tratamiento de los efectos del trauma. Además, ha resultado ser altamente efectivo sobre otras dificultades tales como: estrés, ansiedad, depresión, duelo, adicciones, trastornos de personalidad, ataques de pánico, problemas de alimentación, fobias y trastornos psicosomáticos.

Trabaja sobre las dificultades emocionales que pueden surgir en la vida de una persona como consecuencia de haber pasado por experiencias traumáticas en el pasado. Para ello, EMDR trabaja estimulando el sistema de procesamiento de la información con el que cuenta nuestro cerebro, y que quedó obstaculizado al procesar la experiencia traumática por la que pasó la persona. Se realiza mediante estimulación bilateral, favoreciendo que se procese la información de una manera adaptativa y consiguiendo así resolver la sintomatología que provoca el trastorno. Este proceso permitirá al paciente poner en marcha los recursos y habilidades que en su momento quedaron bloqueados.

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Las técnicas de integración cerebral forman parte de las terapias avanzadas , ofreciéndonos nuevos paradigmas y produciendo resultados favorables en un alto porcentaje de casos, tratándose una terapia breve y que permite combinar con otras técnicas como es el caso del EMDR .

Nuestro cerebro cuenta con un sistema de Integración Cerebral, que desarrolla de manera autónoma y habitual, con el fin de promover un desempeño más adaptativo y saludable. Hay situaciones, donde debido a la llegada un suceso negativo muy intenso y de una manera inesperada, nos hace sentir emociones intensas, que pueden provocar que esta función se vea dificultada y se detenga. No sólo sucede en situaciones traumáticas muy concretas, como puede ser un accidente de tráfico o ser víctima de un robo. Puede también ocurrir en traumas sucedidos en la infancia como abusos sexuales o acoso escolar; o simplemente, tratarse de pequeños traumas o situaciones difíciles en tu vida, que podrían pasarnos a la mayoría de las personas, y que puedan estar influyendo de manera negativa a día de hoy.
Un bloqueo del sistema de Integración Cerebral provoca diferencias notables en la información almacenada en cada uno de nuestros hemisferios. Ahí es donde las Técnicas de Integración Cerebral pueden ayudarnos, reactivando esta función básica, integrando la información de ambos hemisferios y favoreciendo así la recuperación del organismo y la resolución de los síntomas propios de las distintas dificultades.